Didier Lallement, jefe de la Policía de París, ha admitido que la gestión de la celebración de la final de la Liga de Campeones de fútbol fue un «fracaso», marcada por el caos en las inmediaciones del estadio, donde las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos.
El evento, que enfrentó el 28 de mayo al Real Madrid con el Liverpool, «fue a todas luces un fracaso», en palabras de Llalement, que se ha disculpado con los seguidores españoles y británicos que se desplazaron a la capital gala por los momentos de inestabilidad vividos especialmente antes del inicio del partido.
Así, ha lamentado que hubiese personas «empujadas y agredidas» y que la imagen de Francia se haya visto dañada, pero también ha querido, si bien también ha defendido algunas de las prácticas más polémicas como el uso de gas lacrimógenos, durante una comparecencia en el Senado en la que ha dado explicaciones.
El jefe policial ha expresado su pesar porque estos gases afectasen a personas «de buena fe, especialmente familias», pero al mismo tiempo ha asegurado que era la única forma de reducir la presión sobre los accesos al Estadio de Francia, sede del partido. Ha dicho que parecía «la única forma» de hacer retroceder a la multitud sin una carga directa.
Evitar una tragedia
También ha querido destacar que la labor de la Policía evitó «una tragedia» y el hecho de que finalmente se pudiese jugar el partido sin que hubiese daños personales graves en las inmediaciones. El prefecto ha respaldado las cifras de Interior y ha reiterado que podía haber en esta zona entre 30.000 y 40.000 personas.